16 de junio de 2020
LA CLASE
Lunes
Entró en la clase, precedido por la
directora y su perro.
-Les presento al profesor don
Salvador Picher Maroto, les dará clase de…
“Por qué no se calla esta cotorra,
además ¿qué hace con un perro en el colegio? Perro raro, raro…, parece un mil
leches. Para raros esta gentuza de alumnos. Los hay de todos los colores y
razas. Por los menos de dos o tres continentes... Que esta gente se fuera del
país, nos ahorraría mucho dinero”
“Hacía tiempo que nadie me daba
trabajo. Bueno, si hacer una simple sustitución de una semana, le puedo llamar
trabajo”
Miró alrededor.
“Vaya pocilga de clase, los techos agrietados, ventanas con mugre ,
pupitres… bueno y qué decir de la mesa de madera del profesor, podría estar en un museo o a lo mejor se
desplaza sola con la cantidad de carcoma que debe tener dentro”.
“El Instituto está para el derrumbe,
solo hay que ver las fachadas desconchadas,
llena de pintadas, claro que se encuentra en un barrio de las afueras y seguro
es problemático”
Se volvió a la directora y a su perro
“¿Cómo ha dicho que se llama el
perro? Whisky, se llama Whisky. Sí, le va el nombre y además ella tiene pinta
de borracha. Parece que ha dejado de
hablar hace rato; y ahora, me mira con
cara de quererme asesinar. Improvisa. Tienes que ser campechano”.
-En realidad me llaman Boro…, Boro Picheta
Él sonrió con los labios en línea
recta, primero a la clase y luego a la directora. Ella hizo una mueca y él
amplió más la sonrisa
“No me ha gustado como me mira esa
mujer tan asquerosa, debería estar incapacitada para el puesto que ocupa. Es fea”
La directora salió, se le notaba
ofendida y él empezó diciendo:
-Solo voy a estar aquí una semana,
así que hoy podéis hacer lo que queráis, incluso si queréis estudiar otra asignatura
“Vaya pinta de catetos. Me miran
como si no entendieran el idioma. Quizás solo son imbéciles”..
Inmediatamente se hicieron grupos en
la clase para cuchichear.
“Mira qué tenemos ahí al final de la
clase. De esas cuatro una tiene buen género”
Las miró con esos ojos pequeños que
no destacaban en su cabeza cuadrada; esa cara, que reflejaba todos los vicios
habidos y por haber.
Y su pensamiento se revolucionó.
“¡Míralas como van!, están pidiendo
guerra. Yo fuera de aquí las agarraría por el coño…, pero solo a las bonitas;
las comenzaría a besar, SÍ, automáticamente, es… como un imán… no puedo
esperar”.
-¡¡Uf!! -salió de su boca sin control, su flequillo
hipnótico y su labio superior, le sudaban-.
Pegó dos palmadas para llamar la
atención.
-LA CLASE HA TERMINADO.
Al principio todos se quedaron
parados, sin saber qué hacer, cómo actuar. Luego continuó
-Hoy todo ha sido muy precipitado.
No me he podido preparar la clase –titubeó- Mañana les prometo que empezaremos a trabajar de
otra manera
Se quedó en silencio de pie solo
mirando y sonriendo
“No los soporto. Les agujeraría las
pateras. Seguro que algunos padres de éstos han entrado al país por ahí”.
Poco a poco fueron recogiendo las
cosas y saliendo
“Me estáis mirando de reojo. Os veo”
Su mirada se perdió de nuevo al
final de la clase.
“Vaya con aquel grupito, tienen un
polvo rápido muy interesante”
Las chicas que le habían llamado la
atención, estaban todavía arremolinadas en un lado de la clase hablando entre
ellas, al final se dirigieron hacia la puerta.
“Esto no me lo pierdo, si me coloco
ahí, les estrecho el hueco que se ha
formado hasta la salida”
A la altura de ellas, empezó a hacer sonidos
con la nariz como olfateándolas, soltando ruiditos a la vez que movía las
cejas.
Ellas
apretaron el paso y salieron al pasillo
“Uyyy, las he puesto nerviosas, esto
promete”
Se asomó a la puerta y aún escuchó
-¿Habéis visto como nos ha olisqueado?
-¡Qué asco! –dijo otra.
-¡Baboso de mierda! –dijo la primera
“Baboso
de mierda ¿he escuchado bien? parece que la pelirroja tiene ganas de guerra. Si
es que todas son iguales, desde que se les notan las tetas se creen con poder.
Te iba a decir yo lo que iba a poner
entre ellas.”
Las
adelantó en el pasillo y vio cómo se metían en lo que parecían los baños. Una
de ellas había sacado un paquete de cigarrillos de la mochila y él se había
percatado perfectamente.
Frenó un
poco la velocidad de los pasos.
“¿A ver.
A ver? Estaba por aquí ¡Ah! ¡Sí!, Sala de Profesores, voy a ver si tienen café,
necesito un café doble. ¡Vaya! Aquí es, ¡Jope! Qué cara de frustrados que
tienen todos”.
-Buenas… -por decir algo-. Soy el nuevo profesor de
dibujo…
Salió un hola general de todos. Una
levantó la mano, con una taza y dijo:
-¿Quieres un té, rojo, verde,
negro…?
Se quedó mirándola
“Su
aspecto es de persona reseca. No hay
dónde agarrarse… ¿Qué está diciendo? Me ha ofrecido un té. ¿Un té?
Hierva de lavar los pies. Ni me molesto en contestarle. Venga Boro pon tu
sonrisa más atractiva y dile algo bonito. A ver que pienseee. ¿Lagartija frustrada?”.
-¡Qué
amable! Me voy a sentir como en casa –y sonrió al decirlo
Sonó un ruido a su espalda. Todos
miramos hacia allí. Era la directora que había abierto la puerta con demasiada
fuerza y la había estampado contra la pared, entró como una tromba en la
Sala diciendo:
-¿Sabéis a quién he pillado en los
servicios encerradas en un váter fumando?... pues a Chelo y a sus tres
mosqueteras. Están ideando algo. Las he visto entrar en los servicios y las he
seguido, se han cerrado las cuatro. No sé ni cómo han cabido en un espacio tan
pequeño. Hablaban de hacer algo a un guarro de mierda en la clase. Han empezado
a decir cosas, que no he logrado entender. Hasta que a una le ha caído una araña o algo en la
cabeza y se han puesto a chillar y despotricar.
Y claro, he tenido que intervenir.
Hizo con la mano en el pecho como si
le faltara el aire y continuó
-He abierto la puerta, las caras que
han puesto de sorpresa las ha silenciado. Les he pedido que salieran, la
histérica del fondo no podía parar de pegarse manotazos en el hombro y en la
cabeza, mi reacción ha sido mientras salían darles una colleja a cada una,
mientras las contaba en voz alta… una, dos, tres, cuatro… y preguntar ¿qué
hacéis ahí dentro? He dado un vistazo al interior, pero lo único que he notado
es humo.
“Ahora se calla, buagg… es su
momento de gloria, todos la están mirando, a mí en realidad me la bufa. Rediós,
qué feo es el perro de los cojones, parece un cruce de perro ratonero y chou chou,
lo dicho un mil leches”
-Las he castigado –dijo al fin-
saldrán una hora más tarde de clase durante un mes y ya está, no deja de ser
una chiquillada lo que han hecho. Y anda que se han inmutado. Han cogido la
puerta las cuatro y han echado a correr, no podían contener las risas…
-Perdone
la interrupción- dijo mirando el reloj de su muñeca- Me tengo que ir ya.
Hizo un movimiento de cabeza a todos
simulando un saludo, sonrió a la lagartija frustrada y dijo:
-Hasta mañana –pasó por delante de
la directora, miró al perro y salió-
“Otra
vez, me ha mirado con cara de querer asesinarme. Como estoy disfrutando,
sacarla de sus casillas está siendo
fácil ¿qué tal si le doy una patada al perro cuando ella no me vea?”
Dejó atrás la puerta de la entrada
del colegio en el patio, todavía quedaban grupos de alumnos.
“Míralas ahí tengo a las
protagonistas, como están de espaldas igual les doy un susto y de paso oigo lo
que dicen”
-Mañana, para la hora de después de
clase traer cartas, jugamos unas
partidas para matar el tiempo o pensamos algo ¿Vale? –dijo la tal Chelo
“Se están pegando codazos. Me han
visto. Hagamos un quiebro y salgamos de esta mierda de Instituto. Que les den”
Martes
Entró en la clase y se dirigió directo a la
pizarra, sin mirar a nadie de la clase.
Cogió la tiza y empezó a escribir “ATRÉVETE, HAZ VOLAR TU IMAGINACIÓN”, a la vez que lo hizo, todavía de espalda, dijo
en voz alta:
- Quiero que lo que pone en la
pizarra os llegue y se quede ahí -girándose lentamente se tocó la sien con el
dedo índice-. Hoy daremos técnicas para dibujar y mañana lo pondremos en
práctica. El material que necesitaréis lo podéis tener en casa, hilos de
distintos grosores, cañas, cepillos de dientes…, incluso os lo podéis fabricar
vosotros –sonrió, los labios se estiraron tanto que parecía un payaso- Los
chicos ¿ya sabéis lo que queréis ser el día de mañana? ¿Y las chicas? ¿Pensáis
seguir estudiando? Lo tenéis claro ¿no? –Silencio, se miran entre ellos- No he
querido decir que no piense que no sois iguales, no es eso, lo digo porque
vosotras parece que siempre lo tenéis más claro en esta edad adolescente, sois
más sensibles y a algunas les tira lo de ser madres…
“Aunque no sé para qué están aquí, la mayoría van a servir para la obra, apretar
bombillas, quizás robar… - y relajando la vista en las chicas- o para un
mostrador, fregar platos, limpiar culos o en el peor de los casos para… Bueno mirando
al fondo de la clase alguna ni para eso”
“Soy impresionante, la tímida se ha
dado por aludida, está poniéndose roja, le tiemblan las manos, la verdad es que
no es muy agraciada y el pelo lo tiene grasiento y recogido en cola. A por
ella…”
Levantando la cabeza y señalando con
la mano dijo:
-Por ejemplo, la chica del final de la clase.
Sí. Tú ¿Qué esperas del futuro? Puedes decirlo a la clase. Hablar y escucharse
uno mismo es bueno. Hace que la mente lo capte, te ayuda. No seas tímida. Son
tus compañeros y yo estoy aquí para orientarte. Di algo, demuestra que lo que
dice tu mirada es esa claridad de futuro que tienes…
Ella, se levantó, fue por el pasillo y solo pudo decir:
-No me encuentro bien ¿puedo ir al
cuarto de baño?
Y él, señalando la salida, le dijo:
-¿Necesitas algo? Solo tienes que
decirlo ¿Quieres que te acompañe alguien?
“Por mí, como si no vuelves, una
menos, te puedes llevar también a los dos negritos y a la panchita”
Ella aceleró el paso y salió, su
cuerpo convulsionaba en arcadas y la cara estaba perdiendo el color. Un
fruncido de cejas asomó en la cara de él, mirando cómo se iba
“Vaya caretos tienen todos, a la
mayoría de estos les hace falta un padre como el mío que a los 13 años apareció un día me cogió del brazo, casi lo
arranca y dijo: te voy a quitar de las faldas de tu madre y vas a ser un
hombre. No volví a casa en tres años me encerró en una academia militar”.
Se oían cuchicheos y entonces dijo:
-¿Alguien quiere acompañarla?
“Lo sabía, la repudian como yo, su
aspecto no les gusta. En realidad ellos son los crueles, les pilla más cerca el
ayudarla si quisieran. También yo pude ayudar a mi madre cuando era
menospreciada por mi padre delante de la gente o le pegaba en casa. Ahora, me
doy cuenta, que mi madre era débil, eso lo alteraba, lo provocaba. Aunque a mi
padre se la guardaba, por lo que me hizo esos tres años. Lo jodí bien el día
que dije que quería estudiar Bellas
Artes y que la abuela, su madre, me lo pagaba”.
“Voy a seguir con la siguiente. A
por ella”
-¡Tú! La pelirroja ¿Cómo te llamas?
Ella contestó:
-Chelo… Consuelo cuando pasan lista.
Él le dijo
-Quiero que te pongas en primera
fila.
Ella se quedó sin palabras.
“Noto como la rabia le ha hecho
morderse el labio, se ha enrojecido, es dura, se está haciendo sangre. Si voy
ahí, te la chupo como un vampiro. No puedo dejar de mirar su trasero y ella se está dando cuenta. Tengo que
inventarme algo para tenerla más cerca”.
-Sí –dijo él, sonó fuerte, sus
pupilas se movían de un lado a otro- Ahí –insistió, mientras acercaba su
aliento a la nuca de ella y notaba que el vello del cuello se le erizaba- Me ha
dicho la directora que os separe, ya me ha puesto al corriente que estáis
castigadas. Yo no soy de la opinión de hacer estas cosas, pero son órdenes
A ella se le escapó una frase que
arrastrándola se desvaneció sin terminarla
-Me recuerdas a mi padre…
Siguió él hablando:
- Cerca de la ventana. Así te veré
mejor… ¿Qué has dicho?
Ella contestó, ya más entera y
mirándolo
-Nada, que hay algo en usted que se
parece a mi padre
Él hizo mención de contestar, pero
se calló.
“No me gusta que piense que puedo ser su padre. ¿Acaso me ve viejo?
En definitiva, queda claro, que ni las adolescentes valen para nada, solo para
satisfacer la bragueta”.
A esa hora el Sol entraba con fuerza
a través del cristal. Hacía calor.
Ella
empezó a retirarse el pelo hacia un lado. A él, le empezó a sudar la zona del
bigote.
Él miró
el reloj y dijo:
-Es la
hora, pueden salir -mirándola a ella y a
las demás dijo- toca la hora de castigo de ustedes cuatro.
Cogió su chaqueta de la silla y
salió.
“Esa cría me ha puesto… lo que menos me gusta es empezar a sudar y
oler a perro mojado. Creo que he visto una fuente en el patio”
-Mirad, el pajarito tiene sed –era una voz
femenina-.
“No me lo puedo creer, la tal Chelo esta asomada a la ventana, hago
como que paso o… ¿qué me ha caído en la
cara?
-¡Qué asco!-se lo quita con
aprensión-
-Es pan, pan mojado –levanta la
vista y ya no hay nadie en la ventana-
Aprieta los puños, chirría los
dientes…
“Son odiosas. Crías de mierda. Como
me apetecería prenderles fuego con un lanzallamas. Ver sus cuerpos
retorciéndose como en una danza. Cada día que pasa soporto menos dar clase. Vaya me voy a cruzar
con la lagartija. Huyamos”
Sonríe y con un ademán con la mano,
inicia el paso saliendo al exterior
“Mucho me temo que me voy a tener
que joder, no puedo gritarles o decirles
cualquier cosa, porque aparecerá la directora histérica menopáusica esa y me
pondrá de patitas en la calle o peor, no me volverá a llamar y no podré pagar
facturas en un tiempo.”
Miércoles
Chelo=Consuelo cuando pasan lista, se
sentó directamente en primera fila, ese
día llevaba un escote en pico.
-Que
viene Boro Picheta –se oyó una voz de chico en clase
El profesor entró. Miró hacia donde
se había oído la voz y sonrió. Su aspecto era desaliñado, la chaqueta ajada por
el cuello la coloca en el respaldo de la silla. La mirada va directa a Chelo, a
ella le cae un lápiz y se inclina frente a él
El profesor se toca el bigote con la
mano. Abre la boca como para decir algo
“Está
desarrolladita la niña, vaya escote, es la que más tetas tiene y el pelo rojo
me pone a cien”
Se
dirige a la clase, gesticulando con las manos
-Hoy vais a hacer un bodegón. Quiero que uséis
el material y técnica que queráis. Libertad absoluta
Se oyó
una voz femenina al fondo
-Pero no
tenemos fruta, búcaros, cestas… para poner de modelo.
“Lo que
no tenéis es imaginación. Lo dicho, algunas solo vais a servir para fregar
suelos. Mira, ya ha vuelto la pelo graso”
-Hay que
tener imaginación –contestó él y se oyó
una risita en primera fila, coreada por unas
cuantas más
“Mira el guaperas de la clase, qué
graciosillo está, te vas a reír de tu padre. Te agacho el tupé en un momento”.
Bajó de la tarima y se dirigió a la
primera fila diciendo:
-Observad. Un bodegón es cualquier
materia muerta; es decir, cualquier objeto que tengamos a mano. Por ejemplo -se
agachó y cogió la bolsa de deporte que tenía a los pies el que se había reído.
El chico no daba crédito a lo que
estaba pasando, le estaba abriendo la cremallera y estaba rebuscando en el
interior de su bolsa, a la vez que decía:
-A ver. Hoy habéis hecho gimnasia, pues
pondremos unas zapatillas, calcetines, la pelota que usáis para balón tiro y…
esto no –sacó el calzoncillo con dos dedos como el que no lo quiere tocar
mucho, lo levantó en alto y lo dejó sobre la mesa, todos se rieron- ¡Eh!, no me
mires así, no hay que dar importancia a ciertas cosas, todo esto es natural y
estás entre compañeros, no hay nada de qué avergonzarse. Vale de risitas y EMPEZAR.
Puso una zapatilla tumbada y otra en escorzo,
al principio hubo reniegos y pequeñas quejas, pero poco a poco empezaron a
dibujar en los cuadernos
-Os doy veinte minutos para
terminarlo
Mientras, paseaba por la clase
“No te jode, ahora va y están disfrutando
con el dibujo. Mira hasta la del pelo de mierda parece que está emocionada.
Solo pensar en esa chica me dan ganas de vomitar”.
Se dirigió hacia ella, cuando llegó a
su altura observó el trabajo, y dijo:
-¿Veis? Este dibujo, tiene cierta
gracia. Está suelto, encajado, quizás le falte trabajar más las sombras para
que tenga volumen...
Cogió el dibujo, lo levantó por
encima de su cabeza para que lo viera la clase, se oyeron comentarios positivos
y acto seguido, lentamente, lo empezó a rasgar por la mitad, luego la mitad de
la mitad… y se lo entregó. La chica se quedó mirando los trozos, su cara estaba
roja
El profesor la miró y dijo:
-No tienes que ponerte así. El
dibujo como en cualquier obra tienes que buscar lo sublime, hay que trabajarla.
Si te quedas con ese dibujo, nunca lo volverás a intentar. Hacer este acto ha
sido por tu bien. No lo olvides –y se dirigió a su mesa-.
“Lo dicho, de aquí a fregar
suelos –y mirando a Chelo- o a la esquina de la calle, solo servís como
desahogo sexual. No soporto a los idiotas, sobre todo a estos emigrantes de
mierda, me dan ganas de invitarles a chuches pringados con droga, van a ser
igual de insoportables, pero me voy a partir la polla cuando empiece el efecto.
¿Mira que si les gusta? Pues nada, con el tiempo unas encías de mierda que les
van a quedar. Pero ¿qué digo? No voy a estar aquí para ver nada. Estoy deseando
que acabe esta semana. “
Jueves
-Hoy no tengo clase –dice en voz alta
con una gran taza de café en la mano y mirando alrededor -. Qué desastre de
casa, menos mal que vivo solo. A ver quién es la guapa que convenzo para que
limpie.
Se
acercó a la ventana del salón, mirando a lo lejos
“Creo que no soportaría ver como
limpia y contonea las caderas. Sólo una vez intenté vivir en pareja. No pudo
ser. Lo de convivir no estuvo mal un tiempo, era agradable llegar a casa, tener
la comida hecha, ordenadas las cosas… Aunque lo más importante para mí era
follar.”
Siguió andando por la casa, dando
pequeños sorbos al café, cada puerta que abría era un desastre
“Al principio era fácil y en cualquier
lugar. Luego exigía…, -con más preámbulo- . Y yo, con la imaginación que tengo,
cualquier roce de su cuerpo con mi
polla… me lanzaba. Ella se resistía, eso me excitaba y la agarraba de tal
manera, que no pudiera moverse…”
Estaba apoyado en el quicio de la
puerta del dormitorio, su labio superior se puso a sudar.
“Y ya estaba la bronca montada. Yo
le decía que la culpa era de ella, que iba cargado. Ella no paraba con -eres el
mayor egoísta que conozco y encima con eyaculación precoz- y claro, alguna
hostia se escapaba. ¿Ves? Era ella quien tenía el problema, nunca estaba
dispuesta, era fría y no me respetaba como hombre”
Salió al
pasillo, no soportaba recordar esas escenas
“Mira que se lo decía, con lo fácil
que soy de llevar. Por eso, en el desespero la insultaba, se escapaba algún
empujón…, sacaba lo peor de mí. Eso no lo captó nunca. No cedió.”
Empezó a titubear, se acercó a la
salida de la vivienda. Dejó la taza de
café encima de un montón de cartas sin abrir sobre el mueble del recibidor.
Cogió las llaves y salió pegando un portazo
Viernes
Se quedó parado en la puerta
observando el interior
“¿Qué hacen esas futuras putitas
tocando mi mesa? Seguro que han puesto algo en algún cajón”.
Entró en la clase sin ni siquiera
decir los buenos días
Observó que la silla estaba ligeramente
separada de la mesa
Se sentó mirando fijamente a las
cuatro del fondo
“Hoy
Charo no se ha puesto en primera fila, ¿pretende desafiarme?”
Y miró el cajón medio abierto.
Lo empujó con rabia para cerrarlo.
De un golpe.
La mesa volcó, el instinto de él fue
cogerla y el impulso le hizo caer desde arriba de la tarima, sobre ella. Se oyó
un chasquido.
Cuando todos se asomaron asustados y
vieron la que se había montado… El
profesor, intentó incorporarse, pero el brazo derecho estaba descolgado del
hombro y no le respondía. Empezó a bramar de dolor
Todos soltaron un grito.
Ver el brazo así, no estaba siendo
agradable, parecía sin vida. Resultaba curioso, pero no agradable. Todos
giraron la vista pasando de uno a otro la mirada, las caras eran de sorpresa,
solo el delegado y pelota de la clase reaccionó, se atrevió a atravesar la
puerta para ir a por la directora.
El
profesor volvió a estar como despanzurrado sobre la mesa y el suelo, al
principio parecía sin conocimiento, pero
inmediatamente empezó a proferir gritos
como un cerdo camino del matadero.
Miraba alrededor, con los ojos como salidos de
las cuencas, pero nadie se le acercaba, era como si tuvieran miedo de una fiera
salvaje escapada de la jaula
Los alumnos fueron acercando sus espaldas a la pared,
rodeando en cierta manera el cuerpo que se retorcía de dolor en el suelo,
algunos salieron, otros las piernas no reaccionaban
Doña Prudencia, la directora apareció, le acompañaba otra mujer y el
perro:
Todos se quedaron mirándolas. Luego
dirigiéndose a la clase dijo
-Ella es Marta la madre de una
alumna y estaba conmigo en el despacho cuando me habéis avisado. Pero
tranquilos ya he llamado a la ambulancia –y a continuación se quedó muda viendo
la escena-.
Todos los alumnos estaban con un
silencio extraño la mayoría del tiempo. El
profesor no dejaba de quejarse, cagarse en todo
-¿Quién ha sido? –bramaba.
La directora intentó, calmarle
-Ha sido un accidente.
-¡Cállate bruja! ¡Mal parida! –le dijo con los ojos empequeñecidos de odio-
y quita tu perro de aquí, si me vuelve a lamer, le muerdo
E insistió
-¿Quién ha puesto la mesa al borde
de la tarima? –su vista se clavó en Chelo
La directora ya no quiso entrar a
apaciguarle. Simplemente se quedó observándolo, ahora con una mirada vacía y
controlando a Whisky que solo quería acercarse a donde estaba el profesor
“Ha sido ella, porque las imbéciles que la acompañan no tienen
redaños. Hija de puta.”
De repente el profesor, dejó de
hablar. Parecía desmayado
La tal Marta se alejó de la
directora y se fue hacia el profesor. Se agachó y le cogió la mano. Se quedó
observando. Él estaba inerte y con los
ojos cerrados. De pronto se le oyó decir
-¡Mamá! ¿estás aquí?
“La mano…, me da paz. Como cuando era pequeño y me caía.
Me cogías la mano y me tranquilizabas. Pero no puede ser, tú has muerto. Yo
estaba lejos en la academia militar. Mi padre no me dejó salir para despedirme de ti. ¿Entonces? ¿Quién eres?”
El profesor abrió los ojos que empezaban
a cubrirse de lágrimas, se quedó mirando el rostro de la mujer y le sonrió. Luego
los volvió a cerrar.
“No quiero que vean que lloro, tengo
que ser fuerte. Quiero que esta mujer me vuelva a coger la mano, pero que no
vea debilidad en mí”
Ella le dijo
-Tranquilo, soy traumatóloga
deportiva, trabajé en el Valencia Basket. Parece que se ha dislocado el hombro.
Quiero decir que el hueso superior del brazo se ha salido de su cavidad. Pero
tiene solución. Voy a solucionarlo.
Luego empezó despacio a palpar el
hombro, brazo… y dijo:
-Alguien tiene que sujetarlo por
detrás.
“¿Quién me ha agarrado el torso? No
quiero saberlo.”
Oyó como ella le decía
-Piense algo bonito. Un paisaje que
le relaje…
“Voy a pensar en su mano, la paz que
me ha dado… Mi brazo parece como si quisieran arrancármelo”
-¡Ahhhh! –no puedo aguantar el
dolor-.
“Se ha oído un click, como cuando
una escopeta se carga…No puede ser, todo ha vuelto a su sitio. Parece que el
dolor tan fuerte desaparece, pero es momentáneo, aún hay dolor”.
Por fin abre los ojos y mira a quien
lo tiene sujeto.
“Es el guaperas, mequetrefe de
mierda no quiero que me toque”
Al final apareció un médico. La
ambulancia había tardado poco. Marta le puso en antecedentes de lo que había
pasado y el médico, le puso una inyección en el brazo, se lo inmovilizó y le dijo a los camilleros que se lo llevaran.
La clase salió como en procesión hasta la
calle, al llegar allí Chelo dejó el
grupo y se acercó a la camilla antes de que la metieran en la ambulancia.
Mientras iba hacia allí, el dedo índice de
la mano hacía como pequeños círculos con el mechón de pelo rojo que le caía por
la cara
“Niñata
de mierda, te cogía yo, te ponía de espaldas a la pared, tapaba la boca y te
ibas a enterar”.
Se
paró al lado de él, inclinó ligeramente
la cabeza hacia el profesor
“No te jode, si se sigue acercando…”
Lentamente ella buscando su mirada,
se pasó la lengua por el labio superior y con un ligero guiño, le susurró al
oído:
-¡Ahora sí!. La clase... HA TERMINADO.
Delia
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