25 de mayo de 2020 terminado la tarde-noche del 27
He intentando darle otra forma, está sin repasar
LA CLASE
Lunes
Entró en la clase, precedido por la
directora.
-Les presento al profesor don
Salvador Picher Maroto, les dará clase de…
“Por qué no se calla esta cotorra,
vaya gentuza de alumnos. Los hay de todos los colores y razas. Por los menos de
dos o tres continentes...”
“Que esta gente se fuera del país,
nos ahorraría mucho dinero”
Hacía tiempo que nadie le daba
trabajo. Si hacer una simple sustitución de una semana, se le podía llamar
trabajo.
Se quedó mirando alrededor, los
techos, ventanas.
“El Instituto está viejo, solo hay
que ver las fachadas desconchadas, llena
de pintadas, claro que se encuentra en unbarrio de las afueras y peca de
problemático”
Se volvió a la directora, parecía
que había dejado de hablar hacía rato; y ahora, ella, lo miraba con cara de
quererlo asesinar.
-En realidad me llaman Boro…, Boro Picheta
Él sonrió con los labios en línea
recta
“No le había gustado como le había
mirado esa mujer tan asquerosa, debería estar incapacitada para el puesto que
ocupaba. Era fea”
La directora salió, se le notaba
ofendida y él empezó diciendo:
-Solo voy a estar aquí una semana,
así que hoy podéis hacer lo que queráis, incluso si queréis estudiar otra
asignatura -y soltó una carcajada-.
Inmediatamente se hicieron grupos en
la clase para cuchichear.
Él se fijó especialmente en un grupo
de chicas, las miró con esos ojos pequeños que no destacaban en su cabeza
cuadrada; esa cara, que reflejaba todos los vicios habidos y por haber.
Y su pensamiento se revolucionó.
“¡Míralas como van!, están pidiendo
guerra. Yo fuera de aquí las agarraría por el coño…, pero solo a las bonitas;
las comenzaría a besar, SÍ, automáticamente, es… como un imán… no puedo
esperar”.
-¡¡Uf!! -salió de su boca sin control, su flequillo
hipnótico y su labio superior, le sudaban-.
Pegó dos palmadas para llamar la
atención.
-LA CLASE HA TERMINADO.
Al principio todos se quedaron
parados, sin saber qué hacer, cómo actuar.
Poco a poco fueron recogiendo las
cosas y saliendo
“Me están mirando de reojo. Os veo”
Su mirada se perdió al final de la
clase.
“Vaya con aquel grupito, tienen un
polvo rápido muy interesante”
Las chicas que le habían llamado la
atención, estaban todavía arremolinadas en un lado de la clase hablando entre
ellas, al final se dirigieron hacia la puerta.
“Esto no me lo pierdo, si me coloco
ahí, les estrecho el hueco que se ha formado hasta la salida”
A la altura de ellas, empezó a hacer sonidos
con la nariz como olfateándolas, soltando ruiditos a la vez que movía las cejas.
Ellas apretaron el paso y salieron al
pasillo
“Uyyy, las he puesto nerviosas, esto
promete”
Se asomó a la puerta y aún escuchó
-¿Habéis visto como nos ha olisqueado?
-¡Qué asco! –dijo otra.
-¡Baboso de mierda! –dijo la primera
“Baboso
de mierda ¿he escuchado bien? parece que la pelirroja tiene ganas de guerra. Si
es que todas son iguales, desde que se les notan las tetas se creen con poder.
Te iba a decir yo lo que iba a poner
entre ellas.”
Las
adelantó en el pasillo y vio cómo se metían en lo que parecían los baños. Una
de ellas había sacado un paquete de cigarrillos de la mochila y él se había
percatado perfectamente.
Frenó un
poco la velocidad de los pasos.
“¿A ver.
A ver? Estaba por aquí ¡Ah! ¡Sí!, Sala de Profesores, voy a ver si tienen café,
necesito un café doble. ¡Vaya! Aquí es, ¡Jope! Qué cara de frustrados que
tienen todos”.
-Buenas…
-por decir algo-.
-Soy el nuevo profesor de dibujo…
Salió un hola general de todos. Una
levantó la mano, con una taza y dijo:
-¿Quieres un té, rojo, verde,
negro…?
Su
aspecto era de persona reseca. Le pegué un repaso rápido.
“No hay dónde agarrarse… ¿Qué está diciendo? Me ha
ofrecido un té. ¿Un té? Hierva de lavar los pies. Ni me molesto en
contestarle”.
Sonó un ruido y se volvió. Todos
miramos hacia allí. Era la directora que había abierto la puerta con demasiada
fuerza y la había estampado contra la pared, entró como una tromba en la Sala.
-¿Sabéis a quién he pillado en los
servicios encerradas en un váter fumando?... pues a Chelo y a sus tres
mosqueteras. Están ideando algo. Las he visto entrar en los servicios y las he
seguido, se han cerrado las cuatro. No sé ni cómo han cabido en un espacio tan
pequeño. Hablaban de hacer algo a un guarro de mierda en la clase. Han empezado
a decir cosas, que no he logrado entender. Hasta que a una le ha caído una araña o algo en la
cabeza y se han puesto a chillar y despotricar.
Y claro, he tenido que intervenir.
Hizo con la mano en el pecho como si
le faltara el aire
-He abierto la puerta, las caras que
han puesto de sorpresa las ha silenciado
“Ahora se calla, buagg… es su momento
de gloria, todos la están mirando, a mí en realidad me la bufa”
-Les he pedido que salieran, la
histérica del fondo no podía parar de pegarse manotazos en el hombro y en la
cabeza, mi reacción ha sido mientras salían darles una colleja a cada una,
mientras las contaba en voz alta… una, dos, tres, cuatro… y preguntar ¿qué
hacéis ahí dentro? He dado un vistazo al interior, pero lo único que he notado
es humo.
Volvió a hacer una pausa y siguió
-Las he castigado,
saldrán una hora más tarde de clase durante un mes. Y anda que se han inmutado.
Han cogido la puerta las cuatro y han echado a correr, no podían contener las
risas…
-Perdone
la interrupción- dije mirando el reloj de mi muñeca-
-Me tengo que ir ya.
Hizo un movimiento de cabeza a todos
simulando un saludo
-Hasta mañana –pasó por delante de
ella y salió-
“Otra
vez, me ha mirado con cara de querer asesinarme. Como estoy disfrutando,
sacarla de sus casillas está siendo fácil”
Dejó atrás la puerta de la entrada
del colegio en el patio, todavía quedaban grupos de alumnos.
“Míralas ahí tengo a las
protagonistas, como están de espaldas igual les doy un susto y de paso oigo lo
que dicen”
-Mañana, para la hora de después de
clase traer cartas, jugamos unas
partidas para matar el tiempo o pensamos algo ¿Vale? –dijo la tal Chelo
“Se están pegando codazos. Me han
visto. Hagamos un quiebro y salgamos de esta mierda de Instituto. Que les den”
Martes
Entra por la puerta hacia la pizarra, sin
mirar a nadie de la clase. Coge la tiza
y empieza a escribir, a la vez que lo hace, dice en voz alta.
-Hoy daremos técnicas para dibujar
–se da la vuelta hacia los alumnos y dirigiéndose a los chicos- aunque no sé
para qué, porque la mayoría de vosotros van a servir para la obra, apretar
bombillas, quizás robar… - y relajando la vista en las chicas- o para un
mostrador, fregar platos, limpiar culos o en el peor de los casos para… Bueno
–mirando al fondo de la clase- alguna ni para eso
“El Objetivo es impresionar para
divertirme, lo estoy consiguiendo. La tímida del final de la clase, se ha dado
por aludida, está poniéndose roja, le tiemblan las manos, la verdad es que no
es muy agraciada y el pelo lo tiene grasiento y recogido en cola. A por ella…”.
-Tú ¿Quieres algo?
Ella, haciendo la acción de salir ya
por el pasillo, solo pudo decir:
-No me encuentro bien ¿puedo ir al
cuarto de baño?
Y él, señalando la salida, le dijo:
-Si sales por esa puerta, no hace
falta que vuelvas, tienes un cero
Ella aceleró el paso y salió, su
cuerpo convulsionaba en arcadas y la cara estaba perdiendo el color.
Una sonrisa de ironía asomó en la
boca de él, no estaba entrando con buen pie en la clase, pero le era igual.
-¿Alguno más quiere salir?
“Vaya caretos tienen todos, a la
mayoría de estos chicos les hace falta un padre como el mío que a los 13 años apareció un día me cogió del brazo, casi me lo
arrancara y me dijo: te voy a quitar de las faldas de tu madre y vas a ser un
hombre. Acto seguido, ese mismo día me metió en una academia militar, no volví a casa en tres años”.
Estaba como ensimismado, la clase
era toda silencio
“Cómo lo odié en ese momento, yo,
que siempre estaba del lado de mi madre cuando la menospreciaba delante de la
gente o le pegaba en casa. Ahora, me doy cuenta, que mi madre era débil y que
eso alteraba a mi padre. Ella provocaba la situación. Pero a mi padre también
lo jodí bien, cuando le dije que quería hacer Bellas Artes”
Volvió de donde estuviera y se quedó,
mirando todas las caras que estaban en un silencio extraño a la espera de lo
que pudiera suceder después y dijo:
-Tú
-La pelirroja
-¿Cómo te llamas?
-Chelo… Consuelo cuando pasan lista
–dijo ella.
-Quiero que te pongas en primera
fila.
Ella se quedó sin palabras.
“Noto como la rabia le ha hecho
morderse el labio, se ha enrojecido, es dura, se está haciendo sangre. Si voy
ahí, te la chupo como un vampiro. No puedo dejar de mirar su trasero y ella se está dando cuenta”.
-Sí –sonó tan fuerte, que las
pupilas se movieron de un lado a otro-
Insistió él
- Ahí –lo dijo, mientras acercaba su
aliento a la nuca de ella y notaba que el vello del cuello se le erizaba
A ella se le escapó una frase que arrastrándola
se desvaneció sin terminarla
-Me recuerdas a mi padre…
Siguió él hablando:
- Cerca de la ventana. Así te veré
mejor… ¿Qué has dicho?
Ella contestó, ya más entera y
mirándolo
-Nada, que hay algo en usted que se
parece a mi padre
Él hizo mención de contestar, pero
se calló.
“No me gusta que piense que puedo ser su padre. ¿Acaso ella me ve
mayor? o quizás peor, viejo. En definitiva, queda claro, que ni las adolescentes
valen para nada, solo para satisfacer la bragueta”.
A esa hora el Sol entraba con fuerza
a través del cristal. Hacía calor.
Ella
empezó a retirarse el pelo hacia un lado. A él, le empezó a sudar la zona del
bigote.
Él miró
el reloj y dijo:
-Es la
hora, pueden salir -mirándola a ella y a
las demás dijo- toca la hora de castigo de ustedes cuatro. ¿No? La directora me
lo ha comunicado.
Cogió su chaqueta de la silla y
salió.
“Esa cría me ha puesto… lo que menos me gusta es empezar a sudar y
oler a perro mojado, que hasta yo lo noto. Creo que he visto una fuente en el
patio”
-Mirad, el pajarito tiene sed –era una voz
femenina-.
“No me lo puedo creer, la tal Chelo esta asomada a la ventana, hago
como que paso o… ¿qué me ha caído en la
cara?
-¡Qué asco!-se lo quita con
aprensión-
-Es pan, pan mojado –levanta la
vista y ya no hay nadie en la ventana-
-¡Agg! Son odiosas. Crías de mierda
Aprieta los puños, chirría los
dientes…
“Guauu, como me apetecería
prenderles fuego con un lanzallamas”
Sonríe.
“Ver sus cuerpos retorciéndose como
una danza. Cada día que pasa soporto
menos dar clase”
Meneando la cabeza como si negara,
inició el paso
“Mucho me temo que me voy a tener
que joder, no puedo gritarles o decirles
cualquier cosa, porque aparecerá la directora histérica menopáusica esa y me
pondrá de patitas en la calle o peor, no me volverá a llamar y no podré pagar
facturas en un tiempo.”
Miércoles
Chelo=Consuelo cuando pasan lista, se
sentó directamente en primera fila, ese
día llevaba un escote en pico.
-Que
viene Boro Picheta –se oyó una voz de chico en clase
Entra por la puerta. Mira hacia
donde se ha oído la voz. Su aspecto es desaliñado, la chaqueta ajada por el
cuello la coloca en el respaldo de la silla. La mirada va directa a Chelo, a
ella le cae un lápiz y se inclina frente a él
El profesor se toca el bigote con la
mano. Abre la boca como para decir algo, los ojos no dejan de mirar el escote.
“Está
desarrolladita la niña, es la que más tetas tiene de la clase y el pelo rojo
que tiene me pone a cien”
Se dirige
a la clase
-Hoy vais a hacer un bodegón.
Se oyó
una voz femenina al fondo
-Pero no
tenemos fruta, verdura, búcaros, platos, cestas… para poner de modelo.
Imitando
la voz
-Pero no
tenemos fruta, verdura…
Y ya en tono normal
-Lo que no tenéis es imaginación.
-Lo dicho.
-Algunas solo vais a servir para
fregar suelos
Bajó de la tarima y se dirigió a una
bolsa de deporte que tenía un alumno a los pies.
El chico no daba crédito, le estaba
abriendo la cremallera y estaba rebuscando en el interior
-A ver. Hoy habéis hecho gimnasia, pues
pondremos unas zapatillas, calcetines y la pelota que usáis para balón tiro
-EMPEZAR.
Puso una zapatilla tumbada y otra en escorzo,
al principio hubo reniegos y pequeñas quejas, pero poco a poco empezaron a
dibujar en los cuadernos
“No te jode, ahora va y están
disfrutando con el dibujo. Mira hasta la del pelo de mierda parece que está
emocionada”
Se dirigió hacia ella, cuando llegó
a su altura lo observó, por un momento
parecía que iba a decir algo
Lo levantó por encima de su cabeza
para que lo viera la clase, se oyeron comentarios positivos y poco a poco y
lentamente lo empezó a rasgar por la mitad, lentamente
-Esto,
es, una mierda
-¿No sabes hacerlo mejor?
-Lo dicho, de aquí a fregar suelos –y mirando a Chelo- o a la esquina de la calle
Luego se puso los dedos metidos en
la boca, haciendo un acto de vomitar
“No los soporto, me dan ganas de
invitarles a chuches pringados con droga, van a ser igual de insoportables,
pero me voy a partir la polla cuando empiece el efecto. ¿Mira que si les gusta?
Pues nada, con el tiempo unas encías de mierda que les van a quedar. Pero ¿qué
digo? No voy a estar aquí para ver nada. Estoy deseando que acabe esta semana.
“
Jueves
-Hoy no
tengo clase –digo en voz alta con una gran taza de café en la mano y mirando
alrededor
-Qué desastre de casa.
-A ver quién es la guapa que
convenzo para que limpie
-Si me paro a pensar como soy… creo
que no soportaría ver como limpia y contonea las caderas.
“Sólo una vez intenté vivir en
pareja. No pudo ser. Lo de convivir no estuvo mal un tiempo, era agradable
llegar a casa, tener la comida hecha, ordenadas las cosas… Aunque lo más
importante para mí era follar...”
Siguió andando por la casa, dando
pequeños sorbos al café, cada puerta que abría era un desastre
“Al principio era fácil y en
cualquier lugar. Luego exigía…, “con más preámbulo” . Y yo, con la imaginación
que tengo, cualquier roce de su cuerpo con
mi polla… me lanzaba, ella se resistía, eso me excitaba y la agarraba de tal
manera, que no pudiera moverse…”
Estaba apoyado en el quicio de la
puerta del dormitorio, su labio superior se puso a sudar.
“Y ya estaba la bronca montada. Yo
le decía que la culpa era de ella, que iba cargado. Ella no paraba con “eres
egoísta y encima rapidito”. ¿Ves? Era ella que tenía el problema, nunca estaba
dispuesta, era fría.”
Salió al
pasillo, no soportaba recordar esas escenas
“Mira que se lo decía, con lo fácil
que soy de llevar. Por eso, en el desespero la insultaba, se escapaba algún
empujón o tortazo, sacaba la peor de mí. Eso no lo captó nunca. No cedió.”
Empezó a titubear, se acercó a la
salida de la vivienda. Dejó la taza de
café encima de un montón de cartas sin abrir sobre el mueble del recibidor.
Cogió las llaves y salió pegando un portazo
Viernes
Se quedó parado en la puerta
observando el interior
“¿Qué hacen esas futuras putitas
tocando mi mesa?Seguro que han puesto algo en algún cajón”.
Entró en la clase sin ni siquiera
decir los buenos días
Observó que la silla estaba ligeramente
separada de la mesa
Se sentó mirando fijamente a las
cuatro del fondo
“Hoy
Charo no se ha puesto en primera fila, ¿pretende desafiarme?”
Y miró el cajón medio abierto.
Lo empujó con rabia para cerrarlo.
De un golpe.
La mesa volcó, el instinto de él fue
cogerla y el impulso le hizo caer desde arriba de la tarima sobre ella.
Cuando todos se asomaron asustados y
vieron la que se había montado…, el
brazo estaba a la altura del codo puesto del revés y un trozo de hueso asomaba.
Todos soltaron un grito.
Ver el brazo así no estaba siendo
agradable. Resultaba curioso, pero no agradable. Todos giraron la vista pasando
de uno a otro la mirada, las caras eran de sorpresa, solo el delegado y pelota
de la clase reaccionó, se atrevió a atravesar la puerta para ir a por la
directora.
El profesor estaba en el suelo
despanzurrado sobre la mesa y el suelo, al principio parecía sin conocimiento, pero inmediatamente empezó a proferir gritos como un cerdo camino del
matadero.
Miraba alrededor, con los ojos como salidos de
las cuencas, pero nadie se le acercaba, era como si tuvieran miedo de una fiera
salvaje escapada de la jaula
Los alumnos fueron acercando sus espaldas a la pared,
rodeando en cierta manera el cuerpo que se retorcía de dolor en el suelo,
algunos salieron, otros las piernas no reaccionaban
Doña Prudencia, la directora apareció:
-Ya he llamado a la ambulancia –a continuación
se quedó muda viendo la escena-.
La ambulancia tardó un poco. Todos los alumnos estaban con un silencio extraño la mayoría del tiempo.
El profesor no dejaba de quejarse,
cagarse en todo
-¿Quién ha sido? –bramaba.
La directora intentó, calmarle
-Ha sido un accidente.
-¡Cállate bruja! ¡ Mal parida! –le dijo con los ojos empequeñecidos de odio.
E insistió
-¿Quién ha puesto la mesa al borde
de la tarima? –su vista se clavó en Chelo
La directora ya no quiso entrar a
apaciguarle. Simplemente se quedó observándolo, ahora con una mirada vacía.
“Ha sido ella, porque las imbéciles que la acompañan no tienen
redaños. Hija de puta.”
Al final apareció un médico e hizo una primera
cura y le dijo a los camilleros que se lo llevaran.
La clase salió como en procesión hasta la
calle, al llegar allí Chelo salió de
entre el grupo y se acercó a la camilla antes de que la metieran en la
ambulancia.
Mientras iba hacia allí, el dedo índice de
la mano hacía como pequeños círculos con el mechón de pelo rojo que le caía por
la cara
“Niñata
de mierda, te cogía yo, te ponía de espaldas a la pared, ttapaba la boca y te
ibas a enterar”.
Se
paró al lado de él, inclinó ligeramente
la cabeza hacia el profesor
“No te jode, si se sigue
acercando…, me la está poniendo dura”
Lentamente ella buscando su mirada, se
pasó la lengua por el labio superior y con un ligero guiño, le susurró al oído:
-¡Ahora
sí!. La clase... HA TERMINADO.
Delia