miércoles, 29 de abril de 2020

LA CLASE Delia


No sabía como resolverlo, de una página poco más a mi me cuesta arrancar, porque yo solo hago cosas cortas y en el enlace de otras me pierdo. No he corregido, he hilado. Valoro un montón cuando veo la cantidad de hojas que llenáis. Al final me he divertido inventando putadas. Hasta mañana, son las 3'45h de ya el día 30



LA CLASE



Lunes

    Entró en la clase, precedido por la directora.

   -Les presento al profesor don Salvador Picher Maroto, les dará clase de…

    Él sin escuchar lo que decía ella, observó el alumnado y pensó:

“Que esta gente se fuera del país, nos ahorraría mucho dinero”

   Hacía tiempo que nadie le daba trabajo, si hacer una simple sustitución de una semana, se le podía llamar trabajo.

   Era un Instituto viejo con la fachada desconchada, llena de pintadas, con mucho emigrante, se encontraba en un barrio de las afueras y pecaba de problemático.

   Se volvió a la directora, parecía que había dejado de hablar hacía rato; y ahora, lo miraba con cara de quererlo asesinar.

   -En realidad me llaman Boro…, Boro Picheta

   Él sonrió con los labios en línea recta; no le había gustado como le había mirado esa mujer tan asquerosa, debería estar incapacitada para el puesto que ocupaba. Era fea.

   La directora salió, se le notaba ofendida y él empezó diciendo:

   -Solo voy a estar aquí una semana, así que hoy podéis hacer lo que queráis, incluso si queréis estudiar otra asignatura jajajaja.

   Inmediatamente se hicieron grupos en la clase para cuchichear.

   Él se fijó especialmente en un grupo de chicas, las miró con esos ojos pequeños que no destacaban en su cabeza cuadrada; esa cara, que reflejaba todos los vicios habidos y por haber.

   Y su pensamiento se revolucionó.

   -“¡Míralas como van!, están pidiendo guerra. Yo fuera de aquí las agarraría por el coño…, pero solo a las bonitas; las comenzaría a besar, SÍ, automáticamente, es… como un imán… no puedo esperar”.

   -¡¡Uf!!  -salió de su boca sin control, su flequillo hipnótico y su labio superior, le sudaban-.

   Pegó dos palmadas para llamar la atención.

   -LA CLASE HA TERMINADO.

   Al principio todos se quedaron parados, sin saber qué hacer, como actuar. Poco a poco fueron recogiendo las cosas  y saliendo, observando al nuevo profesor.

   Las chicas que antes había mirado, estaban todavía arremolinadas al final de la clase hablando entre ellas, al final se dirigieron hacia la puerta. Él de un salto se colocó cerca de ellas, estrechando el hueco de paso que se había formado hasta la salida

   A la altura de ellas, empezó a hacer sonidos con la nariz como olfateándolas y soltando una carcajada.

   Ellas apretaron el paso y salieron al pasillo, ya fuera se hicieron una señal y se dirigieron al cuarto de baño

   Una de ellas metió la mano en la cartera y sacó un porro, las cuatro se metieron en uno de los váteres para fumarlo, a la que le tocó la esquina empezó a querer salir porque había una gran telaraña con el habitante dentro

   Chelo que llevaba la voz cantante, dijo:

   -A este chulo de mierda le tenemos que preparar algo.

   -Sólo,  para que se acuerde del lugar donde va a estar una semana

   Empezaron a decir ideas, Clara  que estaba en el rincón sugirió

   -Le ponemos una bomba fétida en la pata de la silla y cuando se siente se esclafa

   Todas empezaron a decir que era una niñería y que además de donde sacaban una bomba fétida de hoy para mañana

   Elia, poniéndose bien las gafas contestó:

   -Tengo un tintero pequeño, pongo azulete,  que sé dónde lo guarda mi madre, echo vinagre, se mezcla bien y… ya está. No os podéis imaginar lo mal que huele, supera a la fétida

   Todas la miraron no muy convencidas

   -Loli dijo:

   -Echar caramelo líquido donde se sienta el profe

   -No seas pava –dijo Chelo- y siguió.

   - Con lo guarro que parece, una mancha en el culo no creo que ni le llame la atención

   Se habían emocionado, las voces y risas las delataban.

   De repente, la puerta se abrió y apareció doña Prudencia, la Directora.

   -¡Ajá! Os he pillado.

   -Salir -y dando una colleja a todas dijo- una, dos, tres y cuatro

   -¿Qué? ¿Queriendo pelarse la clase?

   -Estáis castigadas, durante un mes saldréis una hora más tarde

   Entre risas escaparon a correr hacia la salida

   Se despidieron diciendo

   -Mañana traer las cartas y organizamos después de clase una timba





Martes

    Hoy no ha tocado clase con el Boro. Toca la hora de castigo de después de clase. La directora les ha dicho que se queden en la clase sin armar escándalo.

   Cuando sale por la puerta, se oye a Elia que está asomada a la ventana

   -Mirad, el pajarito tiene sed

   Justo debajo de la ventana, en la pared,  hay una pequeña fuente de chorro en mitad del patio. Rápidamente, Chelo coge  una botella de agua de la cartera, moja el  pan del bocadillo  que le ha sobrado por la mañana, se acerca a la ventana y se lo tira al Boro  en plena cara

   Sorprendido, mira hacia arriba al tiempo que las cuatro chicas tiran hacia atrás los cuerpos

   El profesor empieza a pensar que son odiosas y que le están sacando de sus casillas. Le hierve la sangre, aprieta los puños, chirría los dientes…

   “Guauu, como le apetecería prenderles fuego con un lanzallamas, sonríe cínicamente. Piensa, cómo serían sus movimientos retorciéndose, los cuerpos gesticulando como en una danza dantesca. Cada día que pasa le es más insoportable asistir a clase”

   “Mucho me temo –sigue pensando- que me voy a tener que joder,  no puedo gritarles o decirles cualquier cosa, porque aparecerá la directora histérica menopáusica esa y me pondrá de patitas en la calle o peor, me denunciará y con el historial policial que tengo, esta vez me paso un tiempo contando barrotes.”



Miércoles

   Chelo=Consuelo cuando pasaban lista, ese día se puso un escote en pico. Era la que más pecho tenía de la clase, la mayoría todavía no se pronunciaba en ese aspecto y levantando la mano, preguntó al profesor si podía sentarse en la primera fila, cerca de la ventana para poder escucharlo mejor. Como ella ya sabía, a esa hora, la del Ángelus, el sol  entraba con fuerza por la ventana.

   Empezó a moverse. Tocarse el cuello. Retirarse el pelo con reflejos rojos largo y rizad. El escote como si lo ampliaracon las manos,  para que entrara un poco de aire.

   Cuando lo hacía, lo miraba y de vez en cuando dejaba frases como ¡qué calor! y en alguna ocasión se le cayó la goma o el lápiz cuando dibujaba y se inclinaba frente a él.

   El profesor empezó a sudar, abría la boca como para articular palabra, los ojos lo delataban porque no dejaba de mirar a Chelo, el escote…

   -Hoy vamos a hacer un bodegón

   Se oyó una voz femenina

   -Pero no tenemos fruta, verdura, búcaros, platos, cestas… para poner de modelo.

  -¡Qué poca imaginación! Algunas solo vais a servir para fregar suelos

   Bajó de la tarima y se dirigió a una bolsa de deporte que tenía un alumno a los pies. El chico no daba crédito, le estaba abriendo la cremallera y estaba rebuscando en el interior

  -A ver, hoy habéis hecho gimnasia pues pondremos unas zapatillas, calcetines y la pelota que usáis para balontiro

   -EMPEZAR.

   Puso una zapatilla tumbada y otra en escorzo, al principio hubo reniegos y pequeñas quejas, pero poco a poco la novedad les hizo disfrutar con el dibujo,  lo que cabreó más al profesor y que la sonrisa cínica que tenía ladeada se fuera borrando.

   Una de las chicas que de normal pasaba desapercibida, hizo un dibujo suelto y con gracia, por un momento parecía que iba a decir algo positivo, pero lo levantó por encima de su cabeza para que lo viera la clase y lo empezó a rasgar por la mitad lentamente

   -Esto, es, una mierda

   -¿No sabes hacerlo mejor?

   -Lo dicho, de aquí a fregar suelos o a la esquina de la calle

   “No los soporto, me dan ganas de invitarles a chuches pringados con coca, van a ser igual de insoportables, pero me voy a partir la polla cuando empiece el efecto, aunque así, chupado,  es más lento. ¿Mira que si les gusta? Pues nada, con el tiempo los dentistas a forrarse, les cambian la dentadura y les cobran un copón por curar las encías de mierda que les va a quedar. Pero qué digo, yo no me voy a quedar aquí para ver nada. Estoy deseando que acabe esta semana. “



Jueves

   Esta vez, las cuatro habían pedido ayuda al resto de la clase para gastarle una putada al Boro. Hicieron recolecta e idearon un plan. Hoy tampoco había clase con él



Viernes

   Y así, empezó el día

   Le colocaron coca en el bolsillo de la chaqueta mientras se dirigía por el pasillo a clase. La chaqueta la dejaba siempre descuidada encima de la mesa cuando entraba.

   Habían puesto  justo la cantidad que la policía cuando la encuentre, se lo van a llevar a comisaría y le van a hacer un montón de preguntitas. Ahora solo tenían que llamar a la policía y decir cuando les preguntaran, que lo habían pillado en el cuarto de baño pasándola

   ¡Angelitos!

   Esta mañana sí  que le habían preparado algo más

    Mesa al borde de la tarima, las dos patas delanteras casi en el aire y el cajón al otro extremo, por cerrar

   -No va a salir bien -se oyó decir, pero nadie hizo eco de la frase-.

   Entró en la clase sin ni siquiera decir los buenos días

   La silla estaba ligeramente separada de la mesa para que se sentara sin apoyarse en ella.

   Se sentó y miró el cajón medio abierto.

   Lo empujó con rabia  para cerrarlo, la mesa volcó, el instinto de él fue cogerla y el impulso le hizo caer encima de ella. Cuando todos se asomaron asustados vieron la que habían montado, el brazo estaba a la altura del codo puesto del revés y un trozo de hueso asomaba.

   Todos soltaron un grito, había salido como se había planeado. Mejor aún, bueno, ver el brazo así no estaba siendo agradable. Resultaba curioso. Todos giraron la vista pasando de uno a otro la mirada, las caras eran de sorpresa, solo Jorge el delegado y pelota de la clase reaccionó, se atrevió a atravesar la puerta para ir a por la directora.Por supuesto a él no se le había dicho nada

   El profesor seguía profiriendo gritos como un cerdo camino del matadero. Miraba alrededor, con los ojos como salidos de las cuencas, pero nadie se le acercaba, era como si tuvieran miedo de una fiera salvaje escapada de la jaula

   Los alumnos  fueron acercando sus espaldas a la pared, rodeando en cierta manera el cuerpo que se retorcía de dolor en el suelo, algunos se fueron, otros las piernas no reaccionaban

   Todos escucharon la sirena de la policía, se miraron y no podían articular palabras.

   La policía entró en la clase, miró la figura que había tumbada, el hueso del brazo, las papelinas que se habían desparramado por el suelo, y luego miró a los alumnos que estaban horrorizados con la que habían montado.

   Y el policía más alto, dijo

   -¿Aquí que ha pasado?

   -Usted, Salvador  Picher Maroto, queda detenido por tráfico de cocaína a menores.

   Doña Prudencia apareció por detrás de los policías

   -Ya he llamado a la ambulancia.

   Y mirando a la policía

   -¿Qué hacen aquí?



   La ambulancia tardó un poco. En la clase había veces  un silencio extraño el profesor no dejaba de quejarse, cagarse en todo y de decir que la coca no era suya.

   Al final apareció un médico hizo una primera cura y le dijo a los camilleros que se lo llevaran. La policía insistió en que lo iban a acompañar al hospital también y que cuando le curaran tenía que contestar una serie de preguntas.

   La clase salió como en procesión hasta la calle, al llegar allí  Chelo salió de entre el grupo y se acercó a la camilla antes de que la metieran en la ambulancia.

   Mientras iba hacia allí, el dedo índice de la mano hacía como pequeños círculos con el mechón de pelo rojo que le caía por la cara

   Se paró al lado,  inclinó ligeramente la cabeza hacia el profesor, lentamente se pasó la lengua por el labio superior y con un ligero guiño, le susurró al oído

   -Ahora sí, la clase, ha terminado



Delia

29 de abril de 2020


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